Sunday, July 04, 2004

Guerra de encuestas busca destruir al mensajero

El Nacional - Domingo 04 de Julio de 2004 A/4


Política
Guerra de encuestas busca destruir al mensajero
Nelson Villasmil, de Mercanálisis, advierte que el tono del Gobierno en contra de las encuestadoras y los sondeos de opinión es para hacer ver que tales investigaciones son una mentira. Luis Christiansen, de Consultores 21, sostiene que quien está perdiendo le interesa generar ruido. Luis Vicente León, de Datanálisis, expresa que las descalificaciones genéricas forman parte del juego político

CENOVIA CASAS


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Verdad o mentira, los actores políticos ya comenzaron a hablar de una guerra de encuestas cuando el país está a las puertas de un nuevo proceso electoral.

No es un fenómeno nuevo para las empresas especializadas que deben defenderse de que los sectores afectados por los resultados adviertan en contra de “una manipulación” o “inexactitud en la data” en una batalla por los numeritos, que se centra en la intención del voto de la ciudadanía.

Es lo que el país comenzó a vivir, según señalamientos del propio presidente Hugo Chávez Frías, desde hace una semana, cuando los sondeos de opinión de las principales firmas especializadas trascendieron a la opinión pública de cara al referéndum constitucional.

En el Aló, Presidente del domingo 27 de junio, Chávez sindicó a la oposición de divulgar encuestas que favorecen la revocatoria de su mandato. Dijo que “ahora ellos han comenzado a manejar una estrategia que lleva también el fin desestabilizador”, y pidió a sus seguidores “pelar el ojo”.

El mandatario, que en 1998 se vio favorecido por los sondeos de opinión hechos por las mismas empresas que hoy ataca su Gobierno y su partido, expresó que “encuestas recientes, hechas por gente incluso de otros países, indican que el apoyo que Hugo Chávez tiene en Venezuela se acerca al 60% en el territorio nacional, y tengo las pruebas, y eso lo saben ellos. Sin embargo, comienzan a publicar encuestas, es la guerra de las encuestas: repetir, repetir, repetir, para que alguna gente se vaya creyendo esas mentiras, sobre todo más allá de Venezuela”.

Las encuestas son instrumentos de la estadística que sirven para obtener datos generales, sondeos sobre tendencias, delinear un panorama global del impacto de determinado tema en la sociedad.

En política se suelen usar para indagar sobre la intención de voto para candidatos a cargos de representación pública, el grado de aceptación y rechazo de aplicación de ciertas políticas, la popularidad de una gestión, los sentimientos e inclinaciones político–ideológicas de sectores de la población.

Es un producto que siempre se consume caducado porque son una fotografía de un momento político.

Nelson Villasmil, representante de Mercanálisis, sostiene como una respuesta frente a la diatriba del Gobierno en contra de las encuestadoras nacionales que “la guerra de las encuestas es una fantasía, porque no la hay. Es una mentira”.

Señala que “tendría que ser que hay encuestas por parte de la oposición diferentes a las del Gobierno, y aquí no hay encuestas con posturas políticas, sino objetivas, de empresas que hacen sus estudios”.

“Lo que pasa –indica– es que dan ganador a la oposición”. Según Villasmil el gobierno de turno ha asumido esa actitud para hacer ver que tales investigaciones son mentira, “pero son verdad, son correctas, y están hechas por profesionales que no se van a parcializar”.

Y agrega: “Para los que siempre viven hablando de guerra, aquí no hay guerra alguna; lo que sí va a haber es una contienda civil, de tipo política, ciudadana”.

No obstante, Luis Christiansen de Consultores 21, difiere al indicar que “es bueno tener claro que estamos entrando en una etapa muy fuerte en términos de guerra de encuestas, porque estamos a las puertas de un proceso electoral, y la única manera de poder debatir quién es mayoría es hacer referencia a las encuestas”.

Esta guerra, según Christiansen, parte de quien está perdiendo. “La razón básicamente es intentar evitar que sea evidente que se está en una situación de desventaja”.

El diputado Nicolás Maduro, miembro del Comando Maisanta, afirma que “ahora ha arrancado un proceso de consulta para un referéndum nacional, y las encuestas están siendo utilizadas como parte de la guerra política para tratar de despertar esperanzas en el electorado de la oposición, que está de capa caída, y para tratar de desmoralizar al electorado del chavismo que está en la calle y tiene espíritu vencedor”.

Maduro subraya que “las encuestas desde 1998, 1999 y 2000 han sido utilizadas para mentir.

Todas dijeron que Chávez perdía las elecciones. Y las ganó cómodamente.

En 2001, 2002 y 2003 se usaron para justificar los golpes contra Chávez, las guarimbas y todas las aventuras anticonstitucionales”.

Y, ahora –enfatiza– “van a ser utilizadas para la guerra política, con una gran diferencia, que actualmente hay una gran madurez y conciencia de los venezolanos, y que en Venezuela ahora nadie cree en las encuestas”.

Luis Vicente León, representante de Datanálisis, aclara que su empresa tiene por definición no contestar a señalamientos políticos, tampoco a los ataques de Chávez. “Es típico, no sólo en Venezuela sino en el mundo, que cuando estás en la cresta del momento político, la información de encuestas es atacada por los actores que se sienten afectados.

Eso forma parte del juego político, son descalificaciones genéricas”. Estas reacciones extremas, observa, buscan destruir al mensajero.




La descalificación como instrumento
Christiansen precisa que es muy importante dilucidar porqué se busca descalificar y quién quiere promover esta guerra de encuestas.

Refiere que en 1998, por ejemplo, la guerra de las encuestas servía para argumentar que “era imposible que Chávez estaba ganando.

Ahora es cuando está suficientemente fuerte, y que es imposible que pierda. Es la misma guerra, cambian los momentos y los actores”.

“Ahora –apunta–, es el propio Gobierno el interesado en promover esta guerra de encuestas.

Al que está perdiendo le interesa generar ruido. Y hacia allá apuntan todos estos dimes y diretes”.

Explica que “si yo sé que estoy perdiendo, voy a intentar desprestigiar a la encuesta como instrumento de recolección de información, para desvirtuar lo que verdaderamente está pasando en la opinión pública”.

Otra manera de desprestigiar no son sólo las descalificaciones.

También es la aparición sorpresiva de empresas pequeñas, desconocidas, que dan sus propios resultados y tienen a confundir.

Pero, se pregunta Christiansen:
¿si estas encuestas en el pasado fueron buenas y dieron resultados correctos, no hay por qué pensar ahora, que están dando resultados que no son verdad?
En este sentido, Luis Vicente León de Datanálisis advierte, contrario a lo que dice Maduro, que esta empresa, por ejemplo, en 1998 dio ganador a Chávez por 16 puntos de diferencia con Henrique Salas Römer.

Los resultados de esa última consulta del 1º de diciembre arrojaron: Hugo Chávez Frías 53,5% y Henrique Salas Römer:
37,6% . Los resultados finales electorales del CNE fueron: Chávez, 56,44% y Salas 39,5% .

León destaca que “no publicamos encuestas para orientar la intención del voto, sino para entender la fotografía del país. No escondemos ni ponemos datos para favorecer a una corriente”, y recordó que “hemos publicado encuestas de Chávez subiendo”.

Asimismo, expone Christiansen, que la diferencia entre los resultados de la última encuesta de Consultores 21 previa a la celebración de esas elecciones con relación a los resultados del CNE no fue mayor del 1 % .

Sin embargo, el diputado Nicolás Maduro arremete contra la posición de las encuestadoras al manifestar que “Mercanálisis, Datanálisis, Datos, Consultores 21 y Ceca, todas pertenecen a dirigentes políticos y a militantes de la oposición. Siempre han sido utilizadas para falsear datos.

Tenían casi un año sin publicar estudios de opinión, porque desde hace un año para acá se le voltearon todos los numeritos cuando el Presidente comenzó a encabezar las encuestas”.

Esto es refutado por León al mencionar que “si se chequea la historia de Datanálisis se va a encontrar conque hemos dado data muy conflictiva, por ejemplo, en momentos posteriores al 11 de abril, cuando registramos un aumento de 10 puntos en el respaldo a Chávez”.

“Nosotros –enfatiza– vamos a pulsar al Presidente tanto cuando suba como cuando baje”.




Los numeritos
León explica que la encuesta no es un instrumento político sino de medición. El uso que se hace de ella para tomar decisiones y formular estrategias es política, pero la data no lo es; tampoco la interpretación que surge de esa data.

Christiansen agrega que es importante cuando se lee una encuesta que “se comparen datos que puedan ser comparados”.

Esto lo dice a propósito del sondeo de Consultores 21 en el estado Lara al que medios de comunicación gubernamental le están dando amplia difusión. Según el resultado de esta medición realizada entre el 3 y el 14 de junio, el presidente Hugo Chávez aparece con 57,4% de apoyo, contra 29% que cree, por el contrario, que debe abandonar su cargo, mientras que 13,6% no opinó al respecto.

Los resultados también prevén un nivel de participación en el referéndum de 66,3% . La consulta fue realizada entre 1.500 ciudadanos con una cobertura en los cinco principales municipios del estado.

Christiansen expresa que “parte de la guerra de las encuestas es decir una verdad a medias.

Es cierto que hay una consulta que dice eso, pero esa verdad sólo aplica al estado Lara donde fue hecha. Dejar entender que esto está pasando en Venezuela, que es un resultado nacional, transforma el dato verdadero en una manipulación típica de la guerra de las encuestas”.

Luis Vicente León explica cómo leer los resultados del sondeo de opinión de Datanálisis de mayo pasado: “Es importante porque nos permite un buen reflejo de lo que Venezuela pensaba hace un mes”. Observa que desde junio del año pasado el presidente Chávez ha subido más de 12 puntos porcentuales. En mayo la oposición aparece con una mayoría suficiente y un margen igualmente suficiente para ganar, pero nada dice que no pudiera recuperar terreno y poner en aprietos a la oposición en el referéndum revocatorio.

Ninguno de los dos está blindado con esta data”.

El Gobierno también dio a conocer un sondeo de Datos en el que el 51% cree que Chávez no será revocado, mientras que 39% afirma lo contrario.

El diputado Nicolás Maduro, puntualiza que el Gobierno no tiene una encuestadora. Las encuestas que recibe Miraflores y el Comando Maisanta son, entre otras, de Northamerican Opinion Research y de Indaga. La primera, explica Maduro, realiza sondeos para gobiernos extranjeros y empresas internacionales, la segunda está vinculada a la Universidad del Zulia.

Añade que “esas encuestas nos dicen que el Presidente cuenta con 55 puntos de intención de voto para ser ratificado, y que la oposición tiene en este momento 42 puntos. Faltando cinco semanas para la consulta, el mandatario podría consolidarse –porque está en proceso de crecimiento, de expansión– en 60% definitivo, al final”.

Se está dando un boom de participación ciudadana, dice el parlamentario.

Y lo afirma: “Chávez va a romper todos los récords de votación y va a ganar por más de 2 millones de votos por encima de la oposición. No tengo dudas de que la abstención va a bajar a niveles mínimos porque el país tomó ya una decisión. Ese movimiento popular que nunca tuvo cédulas, que nunca estuvo inscrito, que siempre se abstuvo, y fue excluido políticamente, terminará de expresarse, como creo yo, el 15 de agosto. Las encuestas se van a quedar cortas en el resultado a favor del Presidente”.





LO QUE SE DEBE SABER DE UN SONDEO DE OPINIÓN
¿Quién hizo la encuesta? Hay empresas que gozan de credibilidad y otras no.

¿Cuál fue el cuestionario administrado? Permite evaluar si el orden o la redacción han inducido las respuestas.

¿Qué tipo de muestra se usó? Muy indicativo de la calidad de la encuesta.

¿Cuál fue el tamaño de la muestra? Más de 1.000 siempre será mejor.

¿Cuál fue el error y el nivel de confianza? Permite determinar los intervalos de movilidad de los datos.

Fecha de la encuesta. Para determinar el valor actual de los resultados.

¿Dónde fueron administrados los cuestionarios? Zonas urbanas y zonas rurales pueden cambiar una percepción.






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